He descubierto que mi perro tiene miedo a las bicicletas, ya venía notando que cuando salimos a pasear se muestra agresivo con las bicicletas y a veces me cuesta hasta sujetarle. ¿Cuántas veces hemos escuchado decir esta frase? ¿Te has parado a pensar cuál es el motivo?
Cuando tu perro tiene miedo a las bicicletas, no tienes que forzar la situación, sino que hay exponerlo a ellas poco a poco. Aquí tienes los pasos para hacerlo de forma progresiva.
Si te gusta dar largos paseos y convives con un perro, es muy probable que te lo lleves a tus caminatas. Sin embargo, si tu perro le teme a las bicicletas, las salidas a los parques y a la naturaleza pueden convertirse en una fuente de estrés para ambos.
Por otro lado, si el perro ladra y corre detrás de las bicicletas y otros medios de transporte, el riesgo de accidente aumenta tanto para el animal como para el ciclista. Por eso, aquí tienes consejos para ayudarte a comprender mejor esta conducta y revertirla. No te lo pierdas.
¿Por qué un perro podría tenerle miedo a las bicicletas?
En primer lugar, haz el ejercicio mental de ponerte en el lugar de tu perro. Las bicicletas son objetos mucho más grandes que él, que se mueven deprisa y que pasan cerca sin hacer mucho ruido: es lógico que desarrollen miedo a ellas en algunas ocasiones. Por tanto, el perro atacará o ladrará a la bicicleta como forma de defensa ante el peligro que percibe.
Sin embargo, esta no es la única razón por la que un perro le teme a las bicicletas. A continuación tienes otras causas frecuentes por las que esto ocurre:
- El can no está acostumbrado a la ciudad: un perro que acaba de llegar a un entorno nuevo no estará acostumbrado al ruido y al rápido movimiento de los métodos de transporte, incluidas las bicicletas. El ambiente puede ser demasiado angustiante para él y desarrollará miedo.
- Reacción instintiva: algunos perros (en especial aquellos seleccionados genéticamente para la caza) persiguen a las bicicletas como si se tratara de una presa. No es miedo como tal, pero causa los mismos problemas y también debe corregirse para evitar accidentes.
- Territorialidad: si el perro ladra a las bicicletas que pasan cerca de su casa o su jardín, se trata de una reacción de miedo ante la posibilidad de que elementos desconocidos invadan su espacio.
- Estrés o ansiedad: si tu can está sufriendo alguno de estos 2 cuadros patológicos, el miedo a las bicicletas puede ser un reflejo de esto en su comportamiento.
¿Qué hacer si un perro teme a las bicicletas?
Una vez se ha diagnosticado que el perro le teme a las bicicletas, debes saber que el único tratamiento eficaz es la exposición a ellas. Será un proceso lento en el que el perro lo pasará mal, pero seguro que acaba por funcionar. Los pasos que te recomendamos seguir son los siguientes:
- Evita que tu perro se acerque Aleja a las bicicletas durante un tiempo: puesto que su nivel de reactividad estará alto, antes de enfrentarse a ellas tendrá que rebajar el estrés que le producen. Cambia de ruta o de hora de salir durante este periodo.
- No sueltes a tu perro: no deberías dejar al perro suelto hasta que te asegures de que no corre detrás de ningún medio de transporte con el fin de evitar accidentes. Si no está acostumbrado a ir atado durante todo el paseo, necesitarás un tiempo hasta que se sienta cómodo con ello.
- Cuando un ciclista pase por vuestro lado, distrae al perro: si ves que no hay más remedio que enfrentarse a las bicicletas en alguna ocasión, prueba a dar una orden a tu perro con el fin de que se centre en otra cosa. Procura no usar ejercicios estáticos (como pedirle que esté quieto), ya que le permitirán seguir enfocando su atención en la bicicleta. Prueba con juegos o muéstrale una chuchería.
- Comienza con la exposición: una vez el perro haya rebajado su nivel de estrés, puedes comenzar a exponerlo a las bicicletas poco a poco. Empieza por enseñárselas a lo lejos y, a medida que deje de reaccionar, ve reduciendo la distancia y aumentando el tiempo de exposición. Siempre que el perro no se asuste, prémialo. Nunca le regañes por tener miedo.
- Pide ayuda a alguien que tenga una bicicleta: esto puede servir como paso final durante el tratamiento. Correr al lado de una de ellas sin miedo, inspeccionarla y asociarla con algo positivo (como el ejercicio o la persona que conduce el transporte) servirá para que el can pueda asentar la idea de que no se trata de algo peligroso.
Dado el riesgo que se corre con este tipo de fobia, es posible que necesites la ayuda de un educador canino. Este profesional te ofrecerá una solución personalizada para tu caso y recursos útiles durante todo el proceso, así que no dudes en pedir su ayuda.
Nadie mejor que tú conoce a tu perro y puedes saber qué es lo que mejor le conviene.
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